Giselle

Música: Adolphe Adam Coreografía: Jean Coralli

Acto 1

Giselle, joven e inocente campesina, está enamorada de Albrecht, a quien supone un aldeano, pero que es en realidad un joven noble que se ha disfrazado de campesino para obtener su amor.
Hilarión, el guardabosque, también está profundamente enamorado de Giselle, pero es rechazado por ésta, quien le confiesa que su corazón pertenece a Albrecht. Hilarión, celoso, jura tomar venganza.

Durante la fiesta Giselle baila a pesar de las recomendaciones de su madre, que teme por su delicada salud. Llega en ese momento el séquito del Duque de Courland con su hija Bathilde, prometida oficial de Albrecht. Bathilde, atraída por la inocencia y belleza de Giselle, le obsequia un collar.

Mientras tanto Hilarión, que ha descubierto escondida entre la maleza la espada de Albrecht, se da cuentas que éste no es un campesino, y aprovechando la presencia del Duque y de su hija lo desenmascara ante todos. Giselle, desesperada, pierde la razón.

En su agonía busca alivio en una danza trágica, durante la cual intenta herirse con la espada de Albrecht. Su corazón no puede resistir el dolor que la invade y cae muerta ante la consternación de los presentes.

Acto 2

En un bosque al borde de una laguna, se encuentra la tumba de Giselle. A medianoche las willis – jóvenes que mueren antes de su boda y son condenadas a bailar cada noche hasta el amanecer – comienzan a bailar, y Myrtha, su reina, inicia a Giselle en su mundo fantasmal.

Albrecht visita la tumba de Giselle e implora perdón por el engaño. La doncella se conmueve ante su dolor, pero la inflexible reina de las willis ordena a Giselle atraerlo en una danza que acabará con su vida.

Giselle trata de salvar a Albrecht y le indica que se abrace a la cruz de su tumba para destruir el sortilegio. El baile envuelve a los enamorados y el joven es arrastrado por la fatal locura de la danza de las willis. Sin embargo, Giselle baila con él hasta el amanecer y logra salvarlo.

Amanece, las willis desaparecen y con ellas Giselle retorna a su tumba. Albrecht trata de detenerla, pero cae exhausto, sin conseguirlo.