Coppelia

Música: Leo delibes Coreografía: Alicia Alonso

Acto 1

En la plaza de un pueblo de Galitzia, aparece Swanilda en la puerta de su casa, respirando el aire fresco de la mañana, llena de vida, buscando a su novio Franz. Al no encontrarlo, decide ponerse a bailar. En eso ve en la ventana de la casa del Dr. Coppelius, el nuevo vecino, a Coppelia, supuestamente su hija, quien está leyendo un libro. En un gesto de simpatía, Swanilda la invita a bailar, pero es ignorada.
Ese día, el Alcalde anuncia que pronto obsequiará una campana a la iglesia del pueblo y que se realizará una gran celebración. Al caer la tarde Coppelius sale a dar un paseo y tropieza con un grupo de traviesos muchachos. En el forcejeo, se le cae la llave de su casa. Swanilda aprovecha esta situación, toma la llave y entra con sus amigas a la casa del enigmático doctor para investigar lo que sucede allí.
Franz que ha regresado aburrido, sin tener qué hacer, cuando se dirige a la taberna, encuentra una escalera y decide entrar a la casa de Coppelius, puesto que desde hace algún tiempo su hermosa hija lo había cautivado.

Acto 2

Entra Swanilda con sus amigas, curioseando con cierto miedo todo lo que tienen a su alrededor.
Se dirigen hacia donde está Coppelia y tratan de averiguar quién es ella. Swanilda se da cuenta de que su rival, ésa que había llamado la atención de Franz, era una muñeca mecánica y le hace mucha gracia.
En ese momento entra Coppelius y las sorprende, pero todas huyen. Al rato entra Franz por la ventana y enfurece al viejo doctor; pero lo calma diciéndole que quiere pedirle la mano de su hija. Entre brindis y brindis Coppelius narcotiza a Franz, pues ha decidido trasladarle su energía vital a la casi real Coppelia.
Por arte de magia, el Dr. Coppelius cree haber dado vida a la muñeca que él había creado. Esta no es otra más que Swanilda disfrazada de Coppelia; en medio de danzas y travesuras, ella trata de despertar a su abatido enamorado y el anciano no se lo permite. Entonces Swanilda le dice la verdad sobre el cambio y corre a traerle la verdadera muñeca. Coppelius, descorazonado, abraza a su muñeca y se queda llorando; mientras tanto, Swanilda huye con Franz.

 Acto 3

Es un día brillante. La Iglesia tiene ya una nueva campana y se van terminando los preparativos para la boda de Swanilda y Franz.

Todos felices y contentos bailan finalizando la gran fiesta con un pas de deux interpretado por los novios.